jueves, 1 de septiembre de 2011

"Los recuerdos son peores que las balas."

   ...y ahora, ahora es cuando tú estás a 700 km de distancia, construyendo unos nuevos pilares, una nueva vida, nuevas metas, nuevos lugares. ¿Y yo? Yo aquí, plantado en el mismo sitio que siempre. Héctor, nos hemos odiado durante años, y amado durante dos meses. Aún así, creo que la balanza está más que equilibrada. Ahora, me has dejado perdido. Jamás me había sentido así. Ayer, en cuanto me dí la vuelta, cuando fui cociente de que no te iba a ver más, al menos en estas condiciones, porque, aunque no queramos, la distancia y el tiempo son el olvido, me rompí en mil pedazos. Rompí a llorar, y no me atreví a girar la cabeza por miedo de que estuvieses ahí plantado, esperando verme desaparecer en el horizonte. Porque ha sido el verano más maravilloso de toda mi vida, y la mayor parte gracias a tí. Ahora mismo ando un poco perdido, espero recuperarme pronto. Lo único que me queda es el olor de ese perfume, que siempre me ha chiflado, una fotografía en mi cartera, y recuerdos, quizás demasiados como para olvidarlos algún día por completo. La única opción que me queda, el único camino es intentar pensar en otra cosa, pero no. Has significado demasiado para mí como para hacer eso. Maldita Zaragoza, maldito destino, y malditos seamos por habernos tenido tan cerca el uno del otro durante tanto tiempo, y no habernos percatado de nada hasta hace cosa de dos meses.
     No puedo hacer otra cosa que deshaogarme, escuchar esas canciones hasta la saciedad con sus letras, las cuales parecen estar hechas a mi medida, llorar a escondidas, intentando quitarme un peso de encima.
     Pero no, no es ningún peso, es un inmenso vacío el que has dejado.
     
  



  

No hay comentarios:

Publicar un comentario