viernes, 12 de julio de 2013

Octubre.


    Causalidad en vez de casualidad. Podría ser el comienzo de una pequeña gran historia. La relatividad del tiempo es algo que nos han inculcado desde pequeños y nos empeñamos en rechazarlo, como si de la mismísima muerte se tratase. Debería haber sido casualidad, de no ser por esa sistematización tan forzada años atrás, de pisar los adoquines en ese orden, no el más lógico, pero sí el más correcto. Cada acción tiene su consecuencia, cada causa termina inevitablemente en una casualidad no tan casual, y la relatividad de la que hablaba, hace que todo se magnifique e intensifique en un período de tiempo insospechado, y quizás, demasiado corto.

     Me miran raro al escucharme afirmar que hace tiempo que nadie entra en mi habitación. Las guitarras no suenan tan humanas cuando se sacan de estas paredes, y las palabras parecen dejar toda su historia al atravesar la puerta. Las patas de la cama soportan toneladas de bipolaridad, las paredes insonorizan la rabia, y la ventana... Supongo que eso será lo que todo el mundo parece empeñado en encontrar.