jueves, 30 de diciembre de 2010

La vida, una serie de catastróficas desdichas

¿Recuerdas algo anterior a haber nacido? Nada, ¿verdad? Yo tampoco, y la verdad es que nadie podría, porque simplemente no nos sucedía nada. Esta noche me he parado a pensar detenidamente en la vida, y en por qué estamos cada uno aquí, en la realidad. La única conclusión verdadera a la cual he llegado, es a que dentro de unos años, o días, eso depende de lo que hagamos cada uno de nosotros, lo único que nos esperará para siempre será ese silencio adormecedor y muy profundo, en la nada, incapaces de recordar, ni hablar, ni respirar, ni vivir.
Lo único que podemos hacer dentro de nuestros límites es vivir al máximo, exprimir cada segundo de nuestro tiempo. ¿No tienes ganas de salir? Sal, descubre el mundo que se alza ante tí, recorre sus calles y conoce a su gente. No  hay nada que perder, justo al contrario. Todo está por ganar en esta vida, porque al fin y al cabo, todos terminaremos igual, en ese recuerdo inexistente

viernes, 17 de diciembre de 2010

Airport

Allí, después de haber pasado todos los controles necesarios para poder entrar en la zona de embarque, corría desesperado, separado del grupo hacia la puerta 1C en su busca. No me preguntes cómo llegué hasta tal situación, pues sería imposible explicarlo con palabras Ya sé que me había despedido de ellas hacía tres horas, pero no podía soportar la idea de que estaban en el mismo sitio, en el aeropuerto, y que tenía que quedarme pegado al resto, renunciando a volver a verlas.
Corrí, y corrí, en cinco minutos despegaba su avión. 1A, AB, un cartel indicaba que la puerta 1C estaba al final del pasillo. Qué casualidad, por esa misma puerta embarqué el año pasado. El pasillo estaba vacío, y al fondo se podía ver una enorme sala de espera. Sin embargo, estaba vacía, tan vacía como mis esperanzas, que en ese momento se hundía, hacie lo más profundo depozo sin fondo.
  No recuerdo un momento tan triste en mi vidacomo cuando me dí la vuelta, vi que me estaban buscando, y tras unirme al grupo, cargado de impotencia, sólamente pude ver a través de las empañadas ventanas del aeropuerto, como una parte de mí desaparecía tras el horizonte.