Sí, un maldito año. ``¡Cómo pasa el tiempo!´´ , se suele decir en estos casos. Pero no, no pienso decirlo. El otoño pasado fue el período de tiempo más eterno que he vivido nunca. Creo que durante esos seis, ocho, u diez meses, dependiendo del punto de vista, aprendí bastante, para bien o para mal. He aprendido a no confiar en nadie, he perdido la ilusión en las personas. Ahora soy más precavido, más cauteloso, y no me dejo llevar. Diría que durante este año me han pasado multitud de cosas, y que he conocido a gente maravillosa que me ha roto todos los esquemas. Pues bien, no sería más que una enorme mentira. Todo sigue igual. La temática de este mundillo no me agrada nada, siento una repulsión enorme hacia los esquemas del ambiente con el que me relacionan, busco aire nuevo, y ocupaciones que me eviten pensar en todo lo que te estará ocurriendo. Hemos tenido muy mala suerte. Pero considero que casi he pasado página, pero las fechas, aunque no lo quiera y evite de todas las maneras posibles, siguen ahí, como clavos, recordando lo que fue, y lo que pudo haber sido.
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