sábado, 16 de marzo de 2019

Markel


          ¿Sabes qué? Era también primavera cuando nos conocimos. Yo tenía mucho miedo, y unas pruebas de orquesta en Madrid; supongo que en la vida ciertos ciclos son bienales.
          Mi yo masoquista ha releído conversaciones que la famosa nube había estado custodiando. De la manera más accidental he vuelto a  revivir esa sensación que asocié a Bilbao y a la cercanía del verano.

          Lo primero que pensé al verte sobre aquellos patines en 2017 fue que eras el personaje de un libro de hojas amarillentas, que por algún motivo seguían oliendo a nuevo. Recuerdo una melena morena destartalada, unos cables de auricular rozando el suelo, y un tranvía acercándose. Había oído hablar sobre personas que sacan lo mejor de otras, pero nunca me había encontrado con una de ellas. Sé que la segunda vez que nos despedimos escuché esta canción, y mientras lloraba hice una llamada. Podría describirlo como un lamento esperanzado; veía tanta bondad en él que me entristecía, me hacía sentir insignificante. Le definiría como alguien que no se conforma con la vida que le ha tocado vivir.

          Hoy has aparecido después de mucho tiempo, y en lugar de atreverme a preguntar directamente para qué, estoy desempolvando este blog.



No hay comentarios:

Publicar un comentario